Ayuda a regular y reforzar las funciones: respiratorias, circulatorias, gastrointestinales aminorando las incomodidades producidas por cólicos, gases y estreñimiento.
Permite al niño relajarse en respuesta al placer de las caricias, aliviándose del estrés que producen diariamente los nuevos estímulos y experiencias.
Intensifica la comunicación entre el bebé y sus padres y también con las personas que lo cuidan.
Estimula el sistema inmunológico y propicia un favorable desarrollo del sistema nervioso.
Favorece la construcción de vínculos positivos entre padres e hijos.
El masaje fortalece estos vínculos a través de la mirada, la piel, sonrisa, abrazos, caricias, escucha activa e interacción positiva.
Miles de padres que han practicado el masaje infantil en diferentes partes del mundo, aseguran que el masaje es un recurso valioso, que facilita la intimidad y una relación significativa con los hijos.
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